No sólo una lección de sustentabilidad nos deja el Covid-19

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COVID-19, cepa específica del coronavirus está causando la epidemia actual catalogada como pandemia, una pandemia global donde a inicios de abril más de 3 billones de personas en el mundo estábamos confinados en nuestras casas para evitar los riesgos de contagios.

Por Rodrigo Kambayashi*

 

Distanciamiento social. Obligatorio

Disposiciones polémicas seguidas de decisiones políticas llevadas a cabo en una semiótica unión pocas veces vista en la historia. Poder y oposición trabajando juntos y en la misma dirección; estas disposiciones, así como la mancuerna, han generado discusiones sobre la eficacia de un estado de derecho sobre la propagación de restricciones individuales. Decisiones intempestivas que maquillan la justificación perfecta para utilización de tecnologías “experimentales” para llevarlas a cabo tales como el reconocimiento facial de drones para identificar aquellos que no respeten el confinamiento. Cruzadas con las señales de localización de nuestros teléfonos celulares. Independientemente del apoyo tecnológico, esta serie de medidas políticas han paralizado no sólo nuestras dinámicas sociales cotidianas sino también

nuestros hábitos económicos. Gracias al cierre de los sectores que no son indispensables para la vida cotidiana, muchas preguntas quedan todavía al aire: La interdependencia de unos sectores con otros, los despidos injustificados y la eficacia del teletrabajo masivo (¿existirá alguna materia que nos dé las bases teóricas para entender el management de millennials en home office?). Todas, preguntas que generan incertidumbre y todo en función de una difícil decisión que subraya una pregunta incluso más profunda ¿Qué actividades económicas son las esenciales para nuestra frenética vida urbana?

Las consecuencias de las vidas humanas en riesgo por esta pandemia son incalculables a pesar de tener un número claro de casos confirmados. Las consecuencias económicas, sociales, inclusive psicológicas se verán mucho después de que la pandemia esté más controlada. Habrá un antes y un después de esta “peste”. El mundo digital cobra más terreno y nuestra dependencia es más clara que nunca. La simbiosis es cada vez más evidente. Sin embargo, dentro de todo este caos, es la solidaridad humana que se hace notar frente a una incertidumbre semi contenida hoy en día. Cooperación y creatividad a todos los niveles: Fronteras cerradas en total coordinación entre países, cooperación general del tejido industrial para implementar el teletrabajo en tiempo récord. Hospitales militares creados de la nada en lugares inhóspitos. Redes de doctores, residentes, enfermeros y estudiantes de medicina improvisan material e intercambian métodos para adaptarse a esta nueva situación. Centros de investigaciones cooperando entre sí. Vecinos se coordinan para ayudarse unos a los otros. E incluso dentro del núcleo de la sociedad, tanto las familias como las parejas estamos “re-obligadas” a encontrar nuevas formas de interactuar entre nosotros. Variantes dignas de una película de ciencia ficción de hace 30 años, las fiestas digitales empiezan a causar furor entre los más jóvenes.

Independientemente de la combinación de métodos político-económicos para remontar este brusco viraje en nuestro acostumbrado modo de vida, el objetivo de este artículo es señalar algunas lecciones de sustentabilidad que se hacen aún más indudables en estas circunstancias. Insisto, no creo que las consecuencias de esta pandemia sean positivas, solamente quiero hacer énfasis en que esta pausa es un buen momento para preguntarnos hacia a dónde vamos con nuestro frenético ritmo de vida.

 

Lecciones de sustentabilidad

Primer punto de reflexión: La necesidad artificial del híper consumismo. En el momento que sólo podemos comprar lo estrictamente necesario es un buen momento de preguntarnos si realmente ese nuevo pantalón que queremos con un corte ligeramente diferente expresa nuestra personalidad mejor que el viejo que tenemos. ¿Cómo es que esa inclinación de 5 grados al interior del corte expresa mejor quién soy frente al que ya tengo? ¿Quién quiero aparentar ser? ¿Quién soy?

Segundo punto: Disminución de CO2: Ninguna política, iniciativa o instrumento han logrado disminuir los niveles de CO2 como el COVID-19 lo ha hecho en un par de semanas. La NASA y la ESA (Agencia Europea del Espacio) publicaron fotos de las concentraciones de dióxido de carbono en China recientemente. A finales de febrero, estas emisiones habían bajado hasta en 25 % en ciertas zonas. Investigadores en Standford calculan que se han salvado más niños y viejos por el incremento de la calidad del aire que realmente los muertos directamente por el COVID-19. Los ríos en Bangladesh, el basurero mundial de la industria textil, están regenerándose poco a poco, incluso se han reportado avistamientos de delfines en los canales de Venecia. La vida silvestre se empieza a aventurar en parajes urbanos. Se reportan patos enfrente del Louvre y en pleno paseo de la castellana.

Tercer punto: Reactivación de redes locales, productores independientes. En el momento que China paraliza todo tipo de producción para una infinidad de industrias, el mercado voltea cada vez menos tímidamente a los productores locales. Irónico que un par de jeans tenga que viajar en promedio 8 765 km para llegar a su punto de venta final. Consumir jeans hechos 100 % locales, no es necesariamente un lujo sino un artículo de necesidad que necesita más volumen para poder gozar de las economías de escala para ser más atractivo con sus precios.

Cuarto punto: A nivel micro y muy local la noción de competencia es cuestionada por los sectores afectados. En el medio restaurantero, por ejemplo, la cooperación es la clave. Restaurantes de la misma zona se hacen publicidad los unos a los otros para atraer más clientes y promover sus ventas para llevar. Se comparten alimentos que están a punto de caducar tanto con otros restaurantes como con clientes, asociaciones y vecinos. Estos lazos durarán fuera de esta particular circunstancia y estas redes ojalá perduren. La concepción de estrategia como su noción egocentrista y solitaria de raíces militares, poco a poco se desvanece.

 

Ejemplos de filantropía corporativa.

Una de las ventajas de la filantropía corporativa, es que, en estado de urgencia, la filantropía corporativa es la clave de la reacción inmediata. Se traduce en acciones reactivas. Sin embargo, la RSE es la causa y consecuencia de un sistema que permite este tipo de resiliencia. Las empresas que cuentan con estrategias y acciones de RSE, son aquellas que gozan de una empatía social mucho más desarrollada, generalmente acompañada por un sistema de management más resiliente y personal dispuesto a ayudar a los otros.

Estrategias, acciones y herramientas para llevarlas a cabo: Estas empresas están más acostumbradas a lidiar con estas decisiones donde se tiene que buscar el equilibrio entre bien social y ganancias económicas dentro de terrenos donde el sector público tiene poca incidencia. Han vivido este proceso antes, cuentan con el conocimiento y los sistemas para desarrollar estrategias coherentes. A pesar de que esta pandemia es algo que no se ha vivido antes, no es lo mismo ajustar detalles que generar nuevos sistemas desde cero. Estas empresas pueden actuar más rápido y generar impactos positivos casi inmediatos. Es decir, estas empresas tienen el sentido de la responsabilidad social en el ADN de la empresa y no sólo en sus páginas web o en sus páginas de internet.

Frente a la escasez del gel antibacterial en Francia, el gigante del lujo Louis Vuitton, ajustó sus procedimientos para que, en vez de fabricar perfume se fabricara gel antibacterial. L’Oreal, hizo lo mismo. Accord y Airbnb pusieron a disposición gratuitamente habitaciones en toda Francia para personal médico.

En México, grupo Modelo Grupo donó al IMSS 300 mil botellas de gel antibacterial para combatir la propagación del virus. El grupo ajustó sus modelos de producción y el gel es producido con el alcohol sustraído del proceso de elaboración de la cerveza Corona Cero.

A nivel de las PyME también hay ejemplos muy simbólicos. La marca de jeans francesa, 1 083 (1083 km es la distancia máxima entre 2 ciudades francesas y la distancia máxima que recorren sus jeans desde su producción hasta su punto de venta final) hizo las modificaciones necesarias para empezar a producir máscaras de protección para el personal hospitalario de las regiones donde está localizada su producción.

Lo que parecía imaginario, ahora lo estamos viviendo. Estamos adaptándonos… una nueva realidad poco alentadora. A medida que estas consecuencias avanzan, la necesidad absoluta de que actuemos heroicamente, con empatía, amabilidad y compasión a pesar de las circunstancias está más presente que nunca. No sólo delante a víctimas evidentes, sino con todos. Estas consecuencias sociales y psicológicas pueden ser las más peligrosas y muchas veces invisibles, evitemos la indiferencia manteniendo el distanciamiento.

Estimados lectores, les hago una última invitación. Olvidemos nuestra visión darwiniana donde sólo lo más aptos sobreviven, sino que adoptemos la visión de Piotr Kropotkin quien insiste en que la supervivencia de una especie reside en su capacidad de trabajar juntos. (“Mutual Aid”; Kropotkin, 1902) ¡Tenemos la clave! En tiempos de emergencia, proporcionar empatía, amabilidad y compasión a nuestro prójimo es el factor más importante para sobrevivir a cualquier tipo de crisis como especie. No importan las etapa que estemos viviendo; limitar los sufrimientos, proteger a todos y generar estrategias conjuntas rápidamente después de la crisis son pasos clave para salir adelante. Juntos.l

 

*Maestro en Sociología Organizacional y candidato a doctor en Sociología Económica por la Universidad de París Sorbonne en el tema de la RSE. Profesor de ética de negocios y RSE en el IESEG School of Management, Paris. Correo Electrónico: [email protected]

 

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