El Peso de la Crisis Ambiental: Problemas de salud mental como consecuencia silenciosa de la catástrofe ambiental

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Por: Aurea Isabel Masvidal Landgrave 

Colaboradora IntegraRSE.

Las consecuencias de la crisis ambiental a la que nos enfrentamos hoy en día son cada vez más tangibles, desde la pérdida visible de la biodiversidad y la contaminación, hasta el aumento de la temperatura. El exceso de información y el consumo desproporcionado de ésta ocasionan, sobre todo en jóvenes, un sentimiento de desesperanza y frustración. Su futuro se ve amenazado y las instituciones y autoridades parecen ser indiferentes.  

Vemos al día un sinfín de imágenes y de noticias sobre la destrucción del medio ambiente, anuncios sobre nuestro posible declive como especie y la advertencia de la ONU sobre el año 2050 como la última oportunidad para revertir la catástrofe ambiental. Sin embargo, hemos pasado por alto lo que sucede detrás de las pantallas, una consecuencia de la crisis ambiental de la que casi no se habla: las “eco-emociones”.

Ya que los jóvenes pasan más tiempo en redes sociales y en general, son más vulnerables a lo que ven, se enfrentan a síntomas como la depresión y la ansiedad por la impotencia e incertidumbre de lo que su futuro depara. Al final del día estos son los que están más informados sobre la crisis ambiental y también estarán vivos para enfrentarse a las consecuencias del cambio climático. En los últimos años, se han intentado explicar los problemas de salud mental relacionados a la destrucción ambiental y se han dado diferentes definiciones. 

Uno de los términos que tenemos más presente es la “eco-ansiedad” o “ansiedad climática” que se refiere a la preocupación que surge como resultado de la crisis ecológica. Ésta se ha definido como “un miedo crónico de la catástrofe ambiental” y también como un sentimiento de que los procesos que sostienen al entorno natural están en proceso de colapsar. Incluye síntomas como el estrés, afectaciones al sueño e incluso depresión. Hay 6 elementos principales que la componen:

  • La preocupación por el futuro 
  • Empatía que lleva a un sufrimiento secundario cuando se ve que otras poblaciones o animales están sufriendo. 
  • Conflictos con relaciones cercanas por tener diferentes actitudes ante el cambio climático. 
  • Sentir perturbación por los efectos en el medio ambiente como la desaparición de biodiversidad. 
  • Síntomas como ansiedad, pánico y trastornos del estado de ánimo como la depresión. 
  • Desesperanza al sentir que no se puede lidiar con la magnitud del problema y que no se tiene un control real. 

Es importante resaltar que los problemas de salud mental que surgen en respuesta a la crisis ambiental no pueden ser entendidos de la misma manera que otros pues las “eco-emociones” son una respuesta que se considera racional a una amenaza real que enfrenta la sociedad. 

Dentro de las “eco-emociones” también tenemos la “solastalgia” o el “eco-duelo” que se presenta cuando hay un sentimiento de pérdida por la desaparición, o por saber que pronto desaparecerá, algún componente de la naturaleza. Se relaciona también con la pérdida de identidad y la desesperación que se siente cuando un lugar que se ama, o incluso en el que se vive, está deteriorado o se ve amenazado. Las poblaciones originarias suelen verse más afectada por esta “eco-emoción” al tener un vínculo profundo con el entorno. 

Por otro lado, tenemos la “eco-parálisis” que se refiere al momento en el que se siente que no se tiene una respuesta significativa a los retos de la crisis ambiental, que simplemente no se puede hacer nada para atenderla. Surge un shock emocional, o algún tipo de dilema cognitivo, al tener muchas opciones para actuar y no saber realmente cómo empezar o qué hacer. La “eco-culpa” si bien es parecida, se refiere al momento en el que la persona se da cuenta de que hace cosas que son problemáticas para el medio ambiente, por ejemplo, que su día a día puede tener un impacto negativo en el planeta.

El “eco-enojo” se refiere a la frustración y la ira que se experimentan cuando se ve la poca acción que existe para revertir y mitigar los efectos del cambio climático. Según un estudio llamado “From anger to action” (del enojo a la acción) las personas que experimentan “eco-emociones” tienen diferentes reacciones ante las dificultades que plantea la crisis ambiental. Una reacción importante es el camino al cambio. Al sentir frustración y enojo de manera intensa, se ha visto que hay mayor probabilidad de que la persona haga cambios personales e incluso intente atender diferentes problemáticas. Esto también se presenta cuando se experimenta un sentido de injusticia de manera grupal y que termina por transformarse en la movilización colectiva. 

Una de las principales investigaciones que se ha hecho sobre el tema a nivel global es “Climate anxiety in children and young people and their beliefs about government responses to climate change:  a global survey” (La ansiedad climática en niños y jóvenes y sus creencias sobre las respuestas gubernamentales al cambio climático: una encuesta global) que consistió en encuestar a 10,000 jóvenes entre los 16 y 25 años en 10 países diferentes y donde se encontraron hallazgos alarmantes. Por ejemplo, el 59% reportó que estaban muy o extremadamente preocupados por el cambio climático y el 75% esperan un futuro aterrador. El 45% de los encuestados consideran que sus emociones sobre el cambio climático han tenido efectos negativos en su vida diaria y se cuestionan si realmente quieren tener hijos en un futuro. Aunando a la problemática del surgimiento de las “eco-emociones”, el 50% reportó que tenían emociones de tristeza, ansiedad, enojo, impotencia y culpa con respecto al cambio climático.

 Si bien la investigación sobre el efecto de las “eco-emociones” ha aumentado, uno de los principales retos a los que nos enfrentamos es cómo atenderlas y cómo crear programas de contención y atención correctos para la disminución de los síntomas que afectan el día a día de las personas. Un ejemplo de esto es la iniciativa implementada por estudiantes de la Western Michigan University llamada “Climate Cafes” (Cafés climáticos) en donde se tienen sesiones informales para hablar sobre las emociones que surgen ante el cambio climático, la idea es no enfocarse en la acción, sino más bien crear lugares seguros para hablar sobre sentimientos.

Si eres una persona que está viviendo alguno de los síntomas o de las emociones mencionadas en este artículo te recomendamos:

  • Juntarte con amigos que estén viviendo algo parecido y tener conversaciones abiertas y significativas sobre los sentimientos que han surgido. 
  • Buscar ayuda psicológica para obtener herramientas sobre cómo manejar los síntomas de las “eco-emociones”. 
  • Cambiar hábitos personales como no consumir productos con plásticos de un solo uso, disminuir el consumo de productos animales, entre otros. 
  • Hacer un grupo de movilización. Júntate con otros y vayan a limpiar una zona contaminada, o cualquier otro tipo de actividad en grupo. 
  • Habla de tus “eco-emociones”, para hacer un cambio hay que empezar con unx mismx.  

La sobrexposición a la información sobre la destrucción ambiental y la falta de contención adecuada está ocasionando un aumento en problemas de salud mental sobre todo en las poblaciones jóvenes del mundo. Es momento de reconocer que la problemática de la crisis ambiental va mucho más allá que lo que sucede en el entorno. Darle cauce a las “eco-emociones” puede resultar en sociedades más resilientes movidas hacia la mitigación del cambio climático y a cambios transformadores.  

 Ágoston, C., Csaba, B., Nagy, B., Kőváry, Z., Dúll, A., Rácz, J., & Demetrovics, Z. (2022). Identifying Types of Eco-Anxiety, Eco-Guilt, Eco-Grief, and Eco-Coping in a Climate-Sensitive Population: A Qualitative Study. International journal of environmental research and public health, 19 (4), 2461.  https://doi.org/10.3390/ijerph19042461

Coffey, Y., Bhullar, N., Durkin, J., Shahidul, M. & Usher, K. (2021). Understanding Eco-anxiety: A Systematic Review of Current Literature and identified Knowledge Gaps. The Journal of Climate Change and Health, 3 (100047). https://doi.org/10.1016/j.joclim.2021.100047

McBride, S., Hammond, M., Sibley, C., & Milfont, T. (2021). Longitudinal relations between climate change concern and psychological wellbeing. Journal of Environmental Psychology, 78, 101713. https://doi.org/10.1016/j.jenvp.2021.101713

Marks, E., Hickman, C., Pihkala, P., Clayton, S., Lewandowski, E. et. al. (2021). Young People’s Voices on Climate Anxiety, Government Betrayal and Moral Injury: A Global Phenomenon. SSRN. https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=3918955

Panu, P. (2020). Anxiety and the Ecological Crisis: An Analysis of Eco-Anxiety and climate anxiety. Health, Well- Being and Sustainability. https://www.mdpi.com/2071-1050/12/19/7836 

Stanley, S., Hogg, T., Leviston, Z. & Walker, I. (2021). From anger to action: Differential impacts of eco-anxiety, eco-depression, and eco-anger on climate action and wellbeing. Journal of Climate Change and Health, 1 (100003). https://doi.org/10.1016/j.joclim.2021.100003

Van Sistine, T. (2022). Campuses are offering therapy for anxiety over climate change. The Washington Post. https://www.washingtonpost.com/climate-solutions/2022/09/12/climate-change-stress-college-therapy-programs/

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