El Gigante Pixki Ollin

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Anallie Monroy

EL GIGANTE QUE NOS UNE

Gran parte de los problemas sociales que vivimos actualmente, están relacionados a las dinámicas del individuo con sus vínculos más cercanos. La ausencia de vida comunitaria, y la falta de participación, traen como consecuencia el aislamiento, la soledad relacional, la discriminación y la indiferencia.

Por eso, hoy en día, el arte participativo resulta indispensable para la recuperación y fortalecimiento de las redes de confianza que dan sostén a una sociedad democrática y estable.

Así lo ha señalado el Informe Mundial “Cultura: Futuro Urbano” de la UNESCO, en el que se establece que el arte puede hacer de las ciudades lugares más prósperos, seguros, sostenibles, inclusivos y resilientes.

A pesar de esto, en México existen pocos proyectos que permiten el involucramiento de la gente. La mayor parte del apoyo se destina a la forma tradicional de arte, en la que se crean piezas para su exhibición ante un público selecto. Si bien este tipo de inversión en la cultura también es positivo, es necesario recordar la función social del arte, sobre todo en un país tan culturalmente diverso, dinámico y con una necesidad permanente de comunicación.

En este contexto, surge El Gigante Pixki Ollin, cuyo nombre en náhuatl significa guardián del movimiento permanente y que fue concebido desde su inicio como un proyecto de integración social a través del arte. El Gigante plantea la creación de una escultura monumental a través de un proceso abierto en el que personas de distintas edades, contextos y orígenes participan directamente dando forma a cada una de las piezas que lo constituirán.

El ejercicio inicia con la instalación de talleres temporales y abiertos en distintas locaciones, donde las personas podrán moldear con sus propias manos, pequeñas partes que se sumarán a la estructura del Gigante. Al final de la actividad, cada taller entregará una pieza terminada para unirlas y formar una gran escultura en la que se representarán las ideas, sueños, anhelos y esfuerzo de todas las personas que participaron.

El valor del Gigante Pixki Ollin, radica en su proceso de creación en el que con la participación social se busca afianzar los vínculos comunitarios, favorecer la diversidad, abrir espacios de creación, y fortalecer el sentido de paz, unión e inclusión.

A la fecha de esta publicación, se han realizado talleres prueba en el Centro Comercial Paseo Interlomas, el Museo Memoria y Tolerancia, Museo Nacional de San Carlos y en la explanada de Santo Domingo en el Centro Histórico de la Ciudad de México, causando una gran expectativa entre los participantes.

Al ser un proyecto monumental y accesible a toda la población, el impacto de los talleres para formar una a una las partes del Gigante, será numéricamente amplio, pero sobre todo trascendente para quienes sean partícipes de su nacimiento. Se espera que El Gigante siente las bases para la reinterpretación del arte en los espacios público de México, a través de una mayor participación de la población.

Al igual que el proceso creativo, la coordinación y desarrollo del proyecto requiere de la participación de diversos actores de la sociedad, por lo que gobiernos, asociaciones civiles, empresas y universidades ya se han sumado a esta que promete ser una experiencia que marcará vidas y espacios.

Si desea unirse y participar en el proyecto visite: https://www.facebook.com/GigantePixkiOllin/

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