Desarrollo Sostenible, una línea de acción Glocal

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Por Carlos de Jesús Hernández Quijano, Premio Nacional de los

Jóvenes, estudiante de economía

Glocalización es un término que nace de la composición entre globalización y localización y que se desarrolló inicialmente en la década de 1980 dentro de las prácticas comerciales de Japón. Es aquello que “hace referencia a factores tanto globales como locales o reúne características de ambas realidades”

Desde el Desarrollo Sostenible, se entiende que debe existir un equilibrio entre los aspectos Económico, Ambiental y Social ya que esos tres pilares son los que definen a la humanidad y mantienen una estrecha relación entre sí; este concepto es ampliamente aceptado desde sus apariciones en foros internacionales, principalmente en la Organización de las Naciones Unidas. Este pensamiento de propiciar el equilibrio entre los pilares económico, ambiental y social ha derivado en distintos esfuerzos globales que han llevado la bandera del desarrollo en las últimas dos décadas: Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), vigentes del año 2000 al 2015; y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, con sus 17 objetivos y vigente desde 2015 hasta 2030. Ambas propuestas, tanto los ODM como la Agenda 2030 y sus ODS han surgido en contextos complejos y visiones que han encaminado los esfuerzos para su cumplimiento en acciones tan específicas que eventualmente relegan aspectos importantes de las personas o para las empresas y la propia naturaleza, y eso termina por frenar su aceptación y, por ende, su eventual consecución. Aquí hacemos visible una relación dialéctica: reconocer que los países parten de condiciones diferentes, pero suponer que todos pueden alcanzar un mismo nivel de desarrollo.

Comenzando por los Objetivos de Desarrollo del Milenio, debemos señalar que se presentaron como un esfuerzo dirigido a los países en vías de desarrollo para solucionar los problemas que entonces se consideraban como freno para el desarrollo de   esos Estados; por medio de sus 8 objetivos,  se colocaron en las agendas de estos países elementos fundamentales para el cumplimiento de los Derechos Humanos como lo son la supervivencia y Desarrollo de la Niñez, garantizar el alimento y educación a la población en general, la igualdad de género, la lucha ambiental y la necesidad de alianzas. Aquí podemos dar cuenta que los gobiernos de los países en vías de desarrollo fueron alentados a modificar sus políticas públicas a fin de alcanzar a los demás países, ahí es donde radica uno de los mayores tropiezos de los ODM: excluyeron la importancia de la gente local en el cumplimiento de metas globales y solo se centraron en el desarrollo desde la visión de los países ya desarrollados.

No se puede decir que los ODM fueran un esfuerzo en vano toda vez que en el 2014 sirvieron como un diagnóstico parcial y precedente de la evolución del Desarrollo Sostenible global y como una muestra de que, si se quiere lograr el desarrollo social, se debe colocar a la sociedad al centro de la acción y reconocer su labor en el cumplimiento de cualquier quehacer global, también hay que reconocer y aceptar las diferencias sociales, territoriales, culturales, estructurales de los países en desarrollo frente a los países desarrollados. Con esas premisas, podemos identificar el actual éxito de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible: presenta planes de acción tanto para la gente, como para las empresas y los gobiernos. Uno de los principales diferenciadores de la Agenda 2030 con los ODM es el carácter Glocal, ya que va dirigida a todos los países del mundo y reconoce la labor de la sociedad civil y las empresas en el cumplimiento de sus metas, entendiendo que tiene una visión de cumplimiento Global con acciones Locales.

La Agenda presenta 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible con 169 metas y sus respectivos indicadores, aquí podemos destacar las cinco líneas de acción de la Agenda:

Personas: incluye los objetivos del 1 al 5, donde se muestran acciones que fortalecerán el desarrollo de la gente y garantizan su supervivencia con los índices establecidos por el Banco Mundial.

Planeta: incluye el objetivo 6, y del 12 al 15, busca que se emprendan acciones que garanticen la supervivencia del medio ambiente y entonces tener un planeta habitable y equilibrado, reconociendo que aun si se modifica el espacio natural, este debe seguir brindando servicios ambientales.

Prosperidad: incluye los objetivos 7 al 11 y coloca propuestas que las empresas pueden adoptar para que su producción sea compatible con el desarrollo sostenible en aras de lograr comunidades sostenibles.

Paz: se destaca al objetivo 16 como eje para reforzar las acciones de gobierno a fin de contar con sociedades justas y responsables.

Alianzas: se coloca al objetivo 17 como fundamental para lograr todos los objetivos, entendiendo que los aspectos tecnológicos, técnicos y sociales son imprescindibles para lograr un mundo sostenible.

Conociendo lo anterior, se puede colocar a la Agenda 2030 en la Nueva Historia Económica puesto que no debemos olvidar la existencia de los indicadores que cada país visibiliza en el conteo de la consecución de las metas de los ODS, mismos indicadores que pueden dar cuenta del grado global en que se cumple la Agenda 2030, en donde el Desarrollo Sostenible es adoptado en cada región como el canon del Desarrollo y señalan claramente cuáles son las áreas de oportunidad de cada sociedad para lograr el actual mainstream del desarrollo.

Sin embargo, aun con los avances de la Agenda 2030 respecto a los Objetivos del Desarrollo del Milenio, existen resistencias que frenan la aceptación de la Agenda, aquí vamos a señalar dos: el carácter no vinculativo hacia los Estados firmantes, y el relego del ámbito Cultural en las metas de los ODS.

Al no existir un marco jurídico sólido alrededor de la Agenda 2030, ni un organismo externo que vigile su cumplimiento en los Estados, se convierte en una agenda de voluntades, donde los gobiernos solo rinden cuentas de sus acciones a favor del desarrollo sostenible si así lo desean. Pero también esto abre una ventana para la sociedad civil de aportar al cumplimiento de los ODS sin el recelo de hacer el trabajo del gobierno ya que la propia agenda y las metas reconocen su amplia capacidad de colaboración.

Respecto al segundo freno, es ridículo separar a la sociedad de la cultura toda vez que la cultura va más allá del esbozo de patrimonio y arte, la cultura existe desde los propios valores de las personas, sus costumbres, relaciones, el propio conocimiento, la cultura es una expresión viva de la sociedad y no puede ser relegada cuando existe un marco jurídico sólido y vinculante sobre los Derechos Culturales.

La cultura, para la gente, no debería ser negociable, ha sobrevivido a fuertes cambios estructurales; al ir más allá del patrimonio tangible se adapta a través del tiempo y nos guarda conocimiento y experiencias de valor incalculable, es nuestra historia.

En este acercamiento a los ODS hemos podido ver sus principales componentes, su carácter evolutivo que responde a un contexto social y material, sus alcances y algunas de sus resistencias. Sin embargo, pueden observarse desde distintos puntos de vista, tales como entender cuál de los tres pilares modula la dinámica del Desarrollo Sostenible. Comparar el contexto global donde los países desarrollados y en vías de desarrollo logran alcanzar altos niveles de desarrollo sostenido y sostenible.

¿Los ODS lograrán una convergencia entre los países?

O, ¿en qué proporción la ayuda dirigida hacia los países en vías de desarrollo crea las condiciones necesarias y dignas para alcanzar un desarrollo sostenible?

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