El papel de las finanzas verdes en la lucha contra el cambio climático

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Por Mauricio Elías /

Socio Fundador de ABC Metrics, consultora de estrategia de negocio

Twitter: @maueliasc

Las finanzas verdes son formas de calificar credenciales medioambientales, riesgos y oportunidades respaldados por instrumentos y nuevas formas de financiamiento. Se puede considerar que las finanzas verdes son una señal de la transición acelerada del uso de energías fósiles a energías renovables.

Si bien el término “finanzas verdes” se acuñó en los años setenta del siglo pasado, la emergencia climática actual le ha dado un gran impulso a este tipo de iniciativas que comprenden energías renovables y eficiencia energética, control y prevención de la contaminación atmosférica, conservación de la biodiversidad, iniciativas de economía circular y uso sostenible de los recursos naturales y la tierra.

Se estima que de 2012 a 2021, el financiamiento hacia proyectos verdes creció más de 10 veces, pasando de 5.2 a 540.6 miles de millones de dólares estadunidenses, de los cuales el 93.1 por ciento corresponde a los llamados bonos verdes. Los países con un mayor volmen de este tipo de instrumentos son China (13.6 %), Estados Unidos (11.6 %), Alemania y Francia con aproximadamente 10 % cada uno.

En cuanto a los países de Latinoamérica, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) desarrolla directrices y mecanismos para que los países miembros puedan acceder a este tipo de recursos dirigidos a iniciativas que favorezcan la preservación del medio ambiente. En México, a partir de mayo de 2022, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) comenzó con la colocación de bonos sustentables considerados como una nueva referencia de bajo riesgo para futuras emisiones corporativas destinadas a acciones y proyectos de combate a las desigualdades sociales y el cambio climático y asegura que consolida el modelo de finanzas sustentables del país.

Además de colocar este tipo de instrumentos, los gobiernos nacionales, regionales y/o locales deben acompañar este tipo de políticas públicas con políticas energéticas que consoliden la transición energética a energías renovables para tratar de cumplir con el objetivo 7 de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU el cual busca asegurar la sustentabilidad medioambiental en el mundo.

Sin embargo, en la actual administración federal encontramos políticas contrapuestas en materia medioambiental, por un lado, la construcción de una nueva refinería en Tabasco que producirá gasolinas para vehículos de combustión interna que pronto serán sustituidos por vehículos eléctricos o la compra de 12 plantas de ciclo combinado que utilizan gas natural como uno de sus insumos principales; por otro, un parque fotovoltaico en Sonora, que en su fase final tendrá una capacidad 1,000 MW/h (mega vatios por hora) y podría sustituir la combustión de aproximadamente 4 mil millones de litros de gas natural por día y abastecería de energía eléctrica a los estados vecinos de Chihuahua y Sinaloa.

En resumen, las finanzas verdes son un buen instrumento para financiar proyectos que ayuden a combatir el cambio climático, no obstante, sin la acción decidida de gobiernos en cualquiera de sus tres órdenes, esos esfuerzos se verán minados.

Un ejemplo de Financiamiento verde es el que Ecuador realizó con una operación de conversión de deuda por naturaleza sobre un total de 1 630 millones de dólares, esto reduce su pasivo y genera ahorros que serán destinados a la conservación de las islas Galápagos

Con esto Ecuador sienta un precedente

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