La necesidad de alianzas en la búsqueda de la sostenibilidad urbana

En la búsqueda de la sostenibilidad y la mitigación del cambio climático, es evidente que las ciudades son uno de los principales retos que enfrentamos. La población urbana actualmente comprende el 56 % de la población mundial -cifra que se prevé ascenderá hasta el punto de que dos tercios de la población mundial habitarán en ciudades para el año 2050. Las ciudades generan 80 % del PIB mundial, consumen dos tercios de la producción mundial de energía y emiten 70 % de los gases de efecto invernadero.1
Por Ana Paula Telleria y Juan Carlos Hernández, Nader, Hayaux & Goebel, S.C.
Es imposible lograr una verdadera sostenibilidad urbana sin la participación y coordinación de los diferentes ámbitos y jugadores que componen una ciudad. Consecuentemente, uno de los retos más importantes que enfrentamos es la gestión de acuerdos y alianzas entre sectores como la gestión del agua, innovación y tecnología y la implementación de un correcto gobierno corporativo en el sector público y privado.
El problema se vuelve más complejo ya que las ciudades también se encuentran sometidas a la necesidad -y el derecho- de la creciente población a una vivienda digna, con acceso a agua, electricidad y conexión, especialmente en ciudades como la Ciudad de México. ¿Cómo lograr que nuestra ciudad, y otras, puedan crecer y mejorar dentro del marco de la sostenibilidad?
La Ciudad de México enfrenta además fenómenos específicos, como el de los “nómadas digitales”, que, si bien generan ingresos por turismo y servicios, tienen como efecto colateral el alza de precios en las rentas y acceso a la vivienda para el resto de la población2 y estresan los ya rebasados sistemas de transporte y suministro de agua.
Es importante destacar los avances que se han logrado en este aspecto: la Ciudad de México ha hecho una considerable inversión en el sector de innovación y tecnología. Ejemplos notables de esto son el WiFi gratuito en casi toda la Ciudad, la implementación de la App CDMX y la migración de cada vez más trámites administrativos a la modalidad online. De igual manera, se han implementado programas como la “Cosecha de Lluvia”, en el cual se han invertido $1,218 millones de pesos mexicanos para la instalación de 61,000 Sistemas de Captación de Agua de Lluvia.3
Si bien se han hecho esfuerzos para identificar y coordinar la solución de problemas específicos, como es el caso del “Programa Especial de Infraestructura Verde de la Ciudad de México”, mismo que busca identificar riesgos y prioridades de 9 regiones de la ciudad mediante un mecanismo intersectorial en conjunto con el sector académico y ONGs4; no obstante, es importante destacar la falta de coordinación de diversas alcaldías temas tan básicos como es la recolección y reciclado de basura.
Esto nos lleva siempre de vuelta al sector privado: las empresas mexicanas tienen la responsabilidad -legal y moral- de implementar criterios ASG dentro de sus consejos, proyecciones financieras y planes de negocio, y ser responsables de su cumplimiento. No es posible que logremos verdaderas alianzas sin que las empresas provean servicios de una manera sostenible y colaboren con el sector público en el análisis integral del desarrollo urbano.
Si no cambiamos nuestro presente, no habrá un futuro. La legislación local y federal deben de implementar regulación específica que permita espacios de diálogo y coordinación vinculante multisectorial, incluyendo al sector privado. Si bien la prioridad será la emergencia de suministro y abasto que enfrentan ciertas colonias y alcaldías en la Ciudad de México, el enfoque debe ser el de permanencia. Consecuentemente, se debe evitar llevar a cabo soluciones rápidas que no estén destinadas a coexistir con otros sistemas y que colapsarán al paso de unos años con efectos más graves y reemplazarlos por soluciones holísticas dentro del marco de una planeación urbana integral, exigiendo así que los nuevos desarrollos sean edificados verdaderamente dentro del concepto de “ciudades inteligentes”.