Cáncer de ovario: la urgente necesidad de detección temprana
El cáncer de ovario es la tercera causa de muerte por tumor en mujeres mexicanas y se diagnostica generalmente en etapas avanzadas, con un 70 a 80% de los casos detectados tarde, complicando significativamente el tratamiento y reduciendo las tasas de supervivencia.
Esta enfermedad es tres veces más letal que el cáncer de mama destacó la ginecóloga oncóloga Ana Cristina Arteaga Gómez, del Instituto Nacional de Perinatología (Inper). Anualmente, cerca de cinco mil nuevos casos son registrados en México, y la mayoría de las pacientes presentan síntomas comunes como distensión abdominal, dolor pélvico, urgencia urinaria, náuseas y vómitos, que frecuentemente son confundidos con otras afecciones menos graves.
En contraste, las gestantes tienen una mayor probabilidad de ser diagnosticadas en etapas iniciales —entre 70 y 80%— gracias al seguimiento médico regular y ultrasonidos realizados durante el embarazo que pueden detectar oportunamente el tumor.
Ana Cristina Arteaga Gómez, especialista en oncología, subrayó la importancia de la detección precoz, especialmente al observar síntomas recurrentes sin causa aparente. La identificación temprana del cáncer de ovario es crucial para prevenir la metástasis a la pelvis y el abdomen, áreas a las que las células cancerosas pueden extenderse a través del torrente sanguíneo.
El cáncer de ovario suele aparecer entre los 30 y 60 años y está asociado principalmente a factores como la inflamación crónica del ovario en cada ciclo menstrual, una temprana menarquía, menopausia tardía y antecedentes de infertilidad.
El Inper, como centro nacional de referencia, ha tratado a 25 mujeres embarazadas con cáncer de ovario en los últimos cinco años, proporcionando cuidado interdisciplinario e individualizado. El tratamiento en fases tempranas puede preservar la fertilidad, a diferencia de los casos en fases avanzadas.
En el Día Mundial del Cáncer de Ovario, celebrado el 8 de mayo, los expertos recomiendan a todas las mujeres mayores de 45 años someterse a un chequeo ginecológico anual, adoptar un estilo de vida saludable que incluya una dieta nutritiva y ejercicio regular, y eliminar el consumo de tabaco. Estas medidas pueden contribuir significativamente a la prevención y detección temprana de esta peligrosa enfermedad.