A la baja la importancia del petróleo

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Por Francisco Padilla Catalán

OPEP prevé caída “histórica” en la demanda de petróleo en 2020 / La organización calcula que el consumo mundial de crudo será de 92,82 millones de barriles al día en 2020, lo cual representa una reducción de 6,85 millones de barriles al día con respecto a 2019

La importancia del sector petrolero dentro de la economía mundial se ha ido reduciendo paulatinamente. Durante la década de los 70’s apareció la crisis petrolera que tuvo un gran impacto en la economía de todo el mundo. A principio de 1973 el precio del barril de petróleo se ubicaba en 3 dólares, al año siguiente en 12 dólares y al finalizar la década llegó a tocar los 35 dólares, un incremento de más de 1,000 % durante esos 10 años. Esto generó una gran crisis económica, desató la inflación, bajó el crecimiento de la producción y hubo racionamiento de gasolina en muchos países trayendo consigo un fenómeno nunca antes visto, la coexistencia de inflación con estancamiento, apareció el término estanflación (stagflation en inglés).

El impacto fue tan grande que provocó una reacción para reducir la dependencia del petróleo, se buscaron fuentes alternas de energía, pero sobre todo se incrementó la eficiencia para el uso del petróleo. El mejor ejemplo en cuanto al uso eficiente se reflejó claramente en la industria automotriz. Se incrementó sustancialmente la fabricación de automóviles de baja cilindrada, los gobiernos establecieron normas de rendimiento de gasolina de los automóviles, se modificó el material con que se fabrican, etc.

Durante la primera década de este siglo apareció nuevamente un incremento sustancial en el precio del petróleo. El precio del barril que durante el primer quinquenio del siglo estuvo en promedio debajo de los 40 dólares, se incrementó y a partir de septiembre de 2007 y durante 7 años se mantuvo por arriba de los 80 dólares, llegando a tocar 140 dólares. Solamente en 2009 los precios fueron menores debido a la crisis financiera mundial. Sin embargo, la aparición de otras fuentes de energía y el uso más eficiente del petróleo y la gasolina permitió que el impacto de la crisis petrolera sobre la economía mundial fuera mucho menor.

La relevancia del sector petrolero en la economía mundial continuará la tendencia descendente y nuevamente la industria automotriz será un factor de cambio con el automóvil eléctrico. Hasta el momento los automóviles eléctricos se encuentran con una participación relativamente pequeña en el parque vehicular, representan alrededor del 3.0 %, pero su crecimiento se intensificará en los próximos años.

La preocupación por las emisiones de carbono y los avances tecnológicos han hecho que se intensifique la demanda por este tipo de automóviles. Ya existen 500 modelos diferentes de automóviles eléctricos, la mayoría de las plantas automotrices están fabricando al menos un modelo de dicho tipo de vehículos. Volvo ya anunció que a partir del año entrante va a producir exclusivamente automóviles híbridos y eléctricos; en Noruega el 50 % de las ventas de automóviles nuevos ya son eléctricos y en 5 años solamente va a permitir que se vendan automóviles eléctricos; alrededor de otros 12 países ya están estableciendo reglas para ir transitando a la venta exclusiva de coches eléctricos. Varias ciudades, entre ellas la Ciudad de México, ya están incursionando en el transporte público a través de camiones eléctricos.

Las empresas privadas también están transformando sus flotas o procesos productivos para lograr cero emisiones de carbono. Amazon, la líder en ventas por internet, ordenó la fabricación de 100,000 vehículos eléctricos para renovar su flota de camiones en Estados Unidos, los primeros le llegarán el año entrante, para 2022 calcula tener 10,000 en operación y el total en 2030. Asimismo, un grupo de 11 empresas, entre las cuales se encuentran Amazon, Mercedes-Benz, Best Buy, Verizon y Siemens, firmaron un acuerdo (The Climate Pledge) donde se comprometen adecuar sus procesos productivos a lo largo de toda su cadena de producción, incluyendo a sus proveedores, para lograr cero emisiones de carbono en 2040, lo que implicaría 10 años antes de lo establecido en el Acuerdo de Paris.

La tecnología evidentemente que va a jugar un papel muy importante en la penetración de los automóviles eléctricos, particularmente en el tema de las baterías. De ellas depende en gran medida la autonomía del automóvil y su costo. El precio de las baterías disminuyó 87 % entre 2010 y 2019 y ese último año su precio bajó 13 %. También falta resolver la producción de modelos muy populares en grandes mercados, como por ejemplo las SVU (camionetas) lo que les permitirá captar otros nichos de mercado. Otro elemento que incentivará a esta industria son las regulaciones que los gobiernos han estado estableciendo en materia de contaminación y rendimiento de gasolina, que cada vez son más estrictas.

Este escenario permite prever que para 2025 las ventas de automóviles eléctricos lleguen a niveles de los 8.5 millones de unidades, que en 10 años se rebasen los 25 millones y para 2040 la cifra alcance 54 millones, lo que representaría más de la mitad del total de coches que se vendan en el mundo. Hoy los vehículos eléctricos desplazan alrededor de 1 millón de barriles diarios de petróleo, en 20 años van a desplazar 20 millones, casi igual a la actual demanda mundial de gasolina.

Parece como si este cambio estuviera muy lejos, pero no es así. Cuando apareció el coche, le tardó 15 años en desplazar a las carretas, y eso que no existían carreteras ni gasolineras. Le edad promedio del parque vehicular en todos los países se ha incrementado como consecuencia de la mayor calidad de los vehículos, se ubica en alrededor de 8 años en el Reino Unido, 11 años en la Unión Europea, 12 años en Estados Unidos y 16 años en México. Lo que significaría que en un periodo no mayor a 30 años la mayoría de los automóviles que circulen en muchos países van a ser eléctricos.

Concluyendo, los automóviles eléctricos son uno de los varios elementos que van a contribuir en la reducción de la importancia del sector petrolero en la economía, sustituyendo la demanda de gasolina por energía eléctrica. De cada barril de petróleo que se procesa, el 40 % corresponde a gasolina, por lo que la demanda de petróleo también se verá afectada. Por ello es importante que la política energética del país se oriente a la generación de electricidad con tecnologías limpias e intensivas en el uso de recursos renovables y de bajo costo. La tendencia de cero emisiones de carbón se va a intensificar en el tiempo, más vale que ajustemos los procesos productivos en todos los ámbitos para poder ser competitivos, y ello se aplica tanto a las empresas como al país.

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